De una caja se pueden obtener muchas cosas. Pandora, por ejemplo, obtuvo la mayor parte de las enfermedades que hay en la Tierra y las liberó. Pero de una caja no solo se liberan bichos mortales. De la caja de Luis Flores Aguilar se libera algo más que la imaginación. Vamos, entren y ábranla...todos deberian ver lo que hay aquí dentro...

Deberias ver lo que hay aquí dentro...
Por Luis Flores Aguilar


UNA MORDIDA
Esta mañana encontré un dinosaurio en mi baño.
No era una de esas enormes criaturas, este medía unos pocos centímetros, se encontraba atrapado dentro del lavabo.
Me acerque a observarlo, permanecía absolutamente inmóvil, sus inexpresivos ojos no dejaban de mirarme.
Toque su larga cola puntiaguda, el animal no reaccionó, recorrí con mis dedos hasta su espalda, entonces brinco.  Hubiera escapado, de no ser porque sus patas resbalaron en la superficie lisa del mueble.
Sentí compasión por el reptil, lo tomé con la mano, procurando no aplastarlo entre mis dedos.
El muy ingrato me mordió el pulgar.  Grite una maldición y lo lance lejos de mi.
Cayo en la orilla de la ventana, por ahí salió y se perdió en la cegadora luz del día.


EL PROCESO INVERSO

Después de horas de excitada escritura, descubre que sus dedos se han licuado, que escurren de sus nudillos, flácidos sobre el teclado.
Contrariado, busca un cigarro, se acerca a la cajetilla y toma uno con la boca.
Alfa se acerca y se lo enciende.
“Ya deja esa máquina de escribir y ven a la cama”, dice Alfa sugerentemente.
Envuelto en el humo del cigarrillo piensa un momento. Planeaba amanecer escribiendo, pero ya no será posible.
Accede, y se deja cargar hasta la cuna.


EL ULTIMO TREN

Osvaldo despertó en el vagón del metro. Se sorprendió de encontrarlo vacío, recordaba ir pestañeando en el asiento, rodeado de una multitud de pasajeros en la hora pico.  Las paredes blancas del vagón le deslumbran, afuera en el túnel todo es oscuridad, solo se escucha el silbido del tren al viajar a gran velocidad y el traqueteo natural de los vagones.
Mira en su muñeca preguntándose por la hora, descubre su reloj parado a las doce.  Necesita una respuesta a tan confusa situación, necesita bajar, quizá algún guardia pueda aclararle que le paso.
El tren frena, va entrando en una estación, no reconoce el nombre ni el color de la línea.
Se para en la puerta, listo para bajar.  Pero descubre que no viajaba solo, alguien dormía en un asiento del otro lado del vagón.   Se despierta alterado, mira a su rededor y se levanta corriendo, sale justo cuando suena el timbre y las puertas se cierran.
El tren reanuda su marcha y dentro de este Osvaldo, pasmado, mira pasar la estación, después de verse a si mismo salir y alejarse por el anden, cuando el se ha quedado en el tren.


AMANECE 

Te revuelves en las sabanas, tu cabeza no deja de zumbar.  Abres los ojos, sigue oscuro, hueles tu aliento. Alcohólico.
Miras  el reloj, pronto amanecerá, después de una noche tremenda casi no has dormido.
Un rato después vuelves a despertar, ya entra la luz del sol.
¡ Ah chin ...!, Volteas de nuevo, sí, la luz de la ventana es verde.
El cielo, los edificios y las nubes, bañados por un brillante verde limón que conforme el sol se va elevando se torna esmeralda.
El radio despertador se enciende, suena la estática.    De un golpe lo tiras, y escuchas.
Te das cuenta, no se oye tráfico en la avenida, y el zumbido, no proviene de tu cabeza.
Te dejas caer sobre la almohada y te envuelves en las cobijas.   Al fin y al cabo es sábado.


Nota
Tenemos que confesar algo. El titulo de esta selección no la dió Luis Flores. Nosotros la titulamos así porque los cuentos nos parecieron - exactamente - sacados de una caja de sorpresas. Luis Aguilar no solo nos envió esta parte de su obra, así que esperen La Ciudad en la Orilla del Mundo para el próximo número de Realidad Cero.
 
 




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