¿Que tan de cierto hay en todo lo que se dice de la ciencia ficción dentro y fuera de su grupo?. El siguiente artículo, escritó para presentarse en la 3era. Convención de Ciencia Ficción en Tlaxcala, México, da algunas pistas, varias de ellas controvertidas,  sobre  este tema.

Antes que nada una disculpa.
Me hubiese encantado estar con ustedes este día, narrando de frente esta conferencia, pero por desgracia no me es posible acudir a esta 3era. Convención de Ciencia Ficción rn Tlaxcala a la que amablemente he sido invitado. Agradezco también de antemano a la persona que narrará por mi este pequeño análisis sobre el tema que tanto nos interesa, la ciencia ficción, porque sé, será bombardeado con una serie de preguntas para las que tal vez no este preparado.
Con esto no pretendo indicar que se trate de alguien ignorante en el tema, sino de que hay algunos puntos que tal vez no conozca y que por mi parte necesitaron también de una previa investigación.
Haciendo esta ligera aclaración será bueno que entremos de una vez al ruedo:

Mitos y Falacias de la Ciencia Ficción
ó Todo lo que usted pensaba que sabia sobre el género, pero que siempre estuvo equivocado
Por: Gabriel Benítez.

Comencemos por aclarar a lo que me refiero. Cuando hablo de mitos no es mi intención hablar sobre la influencia que los antiguos relatos y mitologías tienen sobre el género (tema de por si muy interesante y que daría para más de una conferencia, pero en fin…).
No. Cuando hablo de mitos me refiero a toda esa distorsión informativa que se tiene sobre la ciencia ficción tanto dentro del círculo como afuera. En especial me enfocaré al interior, y me enfocaré ahí porque creo resulta importante que los lectores y escritores de éste género conozcan de lo que leen (o lo que se supone leen).
Así es. En el transcurso de muchas agradables veladas al frente de mis e- mails me he dado cuenta de ciertas confusiones que aún populan por la mente de varios fans de la C.F. – especialmente aquí en Méxcio - o por la mía misma.
A continuación mencionare algunas e intentare aclararlas o dar una explicación pertinente al punto, así que les pido se acomoden de la manera más a gusto posible y se dispongan a disfrutar de esta conferencia:

Mito Uno:
Ciencia Ficción es todo lo que tenga naves espaciales u ovnis en la portada.

Déjenme confesarles algo que detesto de las librerías y que de seguro muchos de ustedes detestan también.
Resulta harto frecuente al acudir a uno de estos recintos del saber que la persona encargada o el empleado en turno nos guíe inexorablemente a la sección de libros esotéricos cuando le pedimos nos lleve hacia el estante de la ciencia ficción.
Gustan señalar con desinterés los libros de J.J. Benítez, de Erich Von Danniken o incluso del mismo Osho (un gurú fraudulento que antes se hacia llamar Rajnesh) y decir: “Esto es todo lo que tenemos”.
Su desinterés e ignorancia me resultan patéticas. Yo ya aprendí a solo dar las gracias y retirarme a buscar por mi cuenta. Les sugiero hagan lo mismo.
Lo peor es que esa ignorancia con respecto al género es un mal extendido por toda la comunidad de lectores de literatura “seria” y, por supuesto, de los no lectores.
¿A que se debe? La respuesta es facil: al desconocimiento total del tema. Este desconocimiento es debido sin duda a la poca circulación con que cuenta el género en nuestro país ( y por supuesto, a la poca educación literaria en general) y a que la mayor parte de su presencia aquí esta soportada por los programas de televisión y  las películas del género, que como veremos más adelante, tienden a dar una visión erronea del entorno de nuestra literatura.
Para comprender el mecanismo de esta falta de promoción debemos remontarnos hasta poco antes del sexenio del presidente José Lopez Portillo. En ese entonces México era toda una potencia editorial no solo en aquí, sino en todo Latinoamérica e incluso España. Los libros de ciencia ficción más codiciados llegaban a todas esas partes desde nuestras editoriales, entre las cuales destacaba Diana y Novaro por comprar una buena cantidad de títulos norteamericanos del género tales como la serie de Marte de Edgar Rice Burrouhgs o las de la Alondra del Espacio y Los hombres Lente de E.E. "Doc" Smith, aparte de obras de escritores más recientes como Norman Spinrad o Robert Silberverg por citar solo algunos.
El problema da su primer paso cuando se impone la política proteccionista de Lopez Portillo. El material extranjero encuentra grandes problemas para entrar al país y cierta sensación de injusticia empieza a gestarse en las compañías editoriales no nacionales.  Nosotros podemos exportar, pero importar nos resulta muy caro.
Se supone que eso activará nuestra economía interna.
Pequeño pero lamentable error. La política de protección no funciona y da al traste con la economía nacional.
Por supuesto, todo mundo piensa en gastar su dinero en otra cosa que no sean libros y el mercado editorial nacional se hunde por no tener un público que los soporte en su propio país , aunado a una incapacidad de competir en el extranjero, causada esta por una crisis del papel que eleva los precios a niveles estratosfericos: el golpe de gracia para el negocio.
De ahí en adelante los únicos capaces de comprar los derechos de novelas de ciencia ficción norteamericana e inglesa son los españoles y por algunos años los argentinos.  Gracias a esto factores se convierten en los principales abastecedores de América latina y también de nuestro mismo país al tiempo que comienzan a formar su propia biblioteca del genero, con autores autóctonos como  Gabriel Bermúdez Castillo, el ya conocido y reconocido maestro Domigo Santos (que en realidad comenzó a escribir desde poco antes de 1963), Angel Torres Quezada y muchos más.
Hoy por hoy, continuamos sufriendo las consecuencias. De España nos llegan solo las sobras y saldos del género y los precios resultan aparte casi prohibitivos, gracias a la importación
Nos hemos convertido pues, en una suerte de perros migajeros en lo que a ciencia ficción se refiere.
Lo siento, no se ofendan, pero así es…


Mito 2.
La ciencia ficción es una literatura cuyo valor se fundamente en ser anticipativa.

Para muchos de los presentes este mito es clásico. Todo mundo fuera del género (o casi todo mundo) cree que la obligación de la ciencia ficción es
a) enseñar ciencia ó
b) Predecir como será el futuro ó alertarnos sobre las funestas consecuencias de este.
Todos sabemos que eso no es así en realidad.
Aunque, muy bien, también tenemos que aceptar que durante algún tiempo ese fue el objetivo en la mente de varios de los más importantes exponentes del género, en este caso Hugo Gernsback o John W. Campbell Jr.

Esta era la visión de Gernsback sobre lo que debía ser ciencia ficción, escrita por él mismo:

     “No solo es la ciencia ficción una idea de tremenda importancia, podría ser también  un importante factor en hacer del mundo un mejor lugar para vivir, atreves de educar al público sobre las posibilidades de la ciencia y de la influencia de ella en la vida…Si cada hombre, mujer, niño y niña pudieran ser inducidos a leer ciencia ficción, daría como resultado un gran beneficio para la comunidad… La ciencia ficción puede hacer a la gente más feliz, dándole un mayor entendimiento del mundo, haciéndola más tolerante”.

Viéndolo fríamente Gernsback tiene cierta razón en su comentario.

La ciencia ficción podría hacer eso.  De hecho lo hace, pero no tomando a la ciencia como punto de partida solamente sino a estos dos importantes elementos: La especulación científica y su capacidad para romper conceptos.

En un mundo donde todo parece preestablecido y cotidiano, la capacidad de la ciencia ficción de mirar los hechos desde ángulos diferentes o de crear nuevas situaciones en base a la idea del “Que pasaría si...? permite al lector y al escritor sumergirse en un ejercicio mental que pone en juego todas las variables sociales, éticas, religiosas y científicas con las que convivimos comúnmente.

La ciencia ficción se convierte pues, en una bofetada hacia nuestras percepciones, ideologías y creencias preconcebidas para obligarnos a ver las partes de la realidad que nunca vemos o nos negamos a ver.

La ciencia ficción se convierte entonces, en una herramienta reflexiva que muchas veces tiene la cualidad de llevarnos hacia la concientización de un hecho que antes no tomábamos en cuenta pero que puede resultar vital y a sus manifestación psicosociales, económicas e incluso personales.


Mito 3:
La ciencia ficción de los 50, 60 y 70 es muy inocente.

Esta falacia me he encargado de desmentirla no se cuantas veces en la red y, sorprendentemente, aún  continua vigente al menos en mi grupo de e-mail.
Muchos continúan pensando aún que la ciencia ficción de los 50 y 60 era básicamente pura Space Opera y monstruos extraterrestres secuestrando chicas en bikini.
Por supuesto que no es así pero ni por error y pretender que así fue solo demuestra una confusa y muy limitada visión sobre el género, aunado a un gran desconocimiento de las obras literarias que lo conforman (se que me oí pretencioso, pero  vamos, tómenlo como un desfogue…)

Es obvio que muchos confunden los años de 1950 con lo que algunos gustan llamar “La edad de Oro de la Ciencia Ficción”, una época en cierta forma dominada por un grupo de escritores bajo la tutela intelectual del editor John W. Campbell Jr.. En realidad esta época data (según Michael Ashley) de 1936 a 1945, y es reconocida por ser el impulso definitivo del género para convertirse en lo que hoy es. Se caracteriza también por ser una ciencia ficción más comprometida con la ciencia, con argumentos y tramas sólidos y no meros divertimentos fantásticos con pretextos científicos o seudocientificos.  A esta edad y a esta corriente pertenecen autores como Isaac Asimov, Robert A. Henlein, E. A. Van Vogt, Frederik Phol, Henry Kuttner y varios más. Atrás de ellos ya brillaban antes luminarias como Cliford D. Simack, Edmond Hamilton, E.E. Doc Smith, los hermanos Binder y por supuesto, Jack Williamson, además de muchos otros.

La transición a los 50 lo constituye pues una época de reafirmación de la ciencia ficción donde comienza a formarse un mercado ya atractivo para las novelas del tema y a consolidarse el nombre y obras de varios autores que serán pilares de la ciencia ficción moderna.

Cuando llega la época de los 50 nos encontramos con una ciencia ficción que presenta la mayoría de los primeros verdaderos clásicos del género como El Hombre Demolido y Tigre Tigre de Alfred Bester, Mercaderes del Espacio de Pohl y Kornbluth, La Ciudad y las Estrellas de  Arthur C. Clark; nos encontramos también con un mercado lector constante, con obras claves y piedras de toque para las futuras generaciones. Gente como Philip K. Dick, Robert Silverberg, Frank Herbert y otros hacen su aparición con sus obras tempranas y primeras novelas.

En los 60 llegan el segundo bandazo de la ciencia ficción con un movimiento muy importante gestado en Inglaterra: La New Wave o Nueva Ola. La nueva ola aboga por una experimentación literaria en la ciencia ficción, por un trasfondo más psicológico en sus personajes y por un desarrollo más libre en cuestión de estilos. Gente como Michel Moorcock, Brian Aldiss, J. G. Ballard pasan de ser escritores ingleses algo ocultos para saltar al paisaje internacional, apoyados por una época donde el arte pop comienza a ser descubierto y analizado bajo un prisma académico. En realidad la New Wave no influyo tanto en los estados unidos, pero ayudo mucho al desarrollo y aceptación de escritores como Phil Dick que ya apuntaban a esa dirección.

Estamos hablando de que en los 60 la ciencia ficción ya navegaba por temas tabú, como

En realidad son los 60 la edad en que la ciencia ficción cobra importancia capital y reconocimiento más allá de la imagen de divertimento juvenil que siempre la había acompañado, comenzando a ser objeto de estudios serios e importantes como los de Danko Suvin, David Ketterer o más recientemente John Clute, Peter Nichols y David Pringle entre muchos otros.
Como podemos ver, los 50 y los 60 están a mucha distancia de ser “inocentes”.
Mejor ni mencionemos los 70…

¿Entonces  por que esta imagen tan acentuada?
Fácil. Mucho del contacto aquí en México con la ciencia ficción se debe a los medios de comunicación como el cine y los comics. Por lo general, el cine lleva un promedio de 15 años de retraso con lo que aparece el la literatura del género. Quien no ha leído ciencia ficción, tiene entonces la imagen fija de las producciones de películas norteamericanas de los 50, cuya relación con su propia literatura deja mucho que desear ya que solo resulta ser una larga colección de monstruos extraterrestres y películas ridículas.  Yo me case con un monstruo del Espacio Exterior (1958), El terror del año 5000 (1958) El hombre del Planeta X (1951) Reina del Espacio Exterior (1958), la famosisima Esta Isla la Tierra (1954) y El monstruo de la Laguna Negra (1954)  junto con  todas sus secuelas, además de una larga lista de muchas otras por el estilo, califican a la ciencia ficción de los 50 como algo que nunca fue.
Para ese entonces,muchó del género ya había dejado a los monstruos muy atrás…
Dejando aclarado esto, háganme entonces un favor…lean más, vean menos televisión y no le crean todo a Steven Spielberg.


Mito 4.
La ciencia ficción “dura” es aburrida y esta basada 100% en la ciencia.

Error, por supuesto.  Tomando como referencia el mito anterior, suponemos que la ciencia ficción "dura"  solo toma como punto base el hecho científico, sobre el que girará toda la historia. Se supone que los personajes serán planos y la trama estará salpicada de ecuaciones diferenciales y explicaciones científicas.
Les tengo noticias. No se que han leído, pero no es así.
La ciencia ficción dura tiene una imagen de monstruo matemático porque se cree que la ciencia “dura” es solo aquella impregnada de numeritos y fórmulas. La química, la biología y la física caen en este rubro. Sin embargo no solo eso es ciencia. ¿Donde se  dejan las ciencias políticas, las ciencias sociales, la psicología? Todas ellas y muchas más también son ciencias y una novela o relato de ciencia ficción dura se puede escribir sobre cualquiera de ellas tomándolas como base e investigando datos sobre estas. Un ejemplo de una novela de ciencia ficción “dura” sociológica es  Todos sobre Zanzíbar de John Brunner que trata con bases de estudio sobre el fenómeno de la sobrepoblación. En contra partida se encuentra ¡Hagan Sitio, Hagan Sitio! de Harry Harrison (conocida en el cine como Cuando el Destino nos alcance / Soylent Green) que trata del mismo tema, pero cuyo desarrollo en lo que respecta a la ciencia es muy blando. Cada obra tiene su valor, por supuesto, pero Todos sobre Zanzíbar resulta ser mucho más creíble, aparte de que sus protagonistas no son planos como cabria de esperarse de un libro de ciencia ficción “dura”.

Hay otro punto que resulta interesante aclarar. No se si se han fijado pero toda obra de ciencia ficción “dura” tiene su punto científico básico centrado bajo una premisa de ciencia imaginaria o controvertida.

La ciencia imaginaria no pretende ser real, sino que es un experimento imaginativo enfocado a hacer viable una historia. La controvertida, por su lado, es la ciencia teoríca aún no comprobada, como lo fue hace poco tiempo – por ejemplo – la existencia de los agujeros negros.
Pongamos como ejemplo la novela de Robert L. Forward, Huevo de Dragón donde los datos científicos sobre una estrella de neutrones tienen que competir con la casi segura imposibilidad de que exista vida en una de ellas. En esta novela la hay y es vida inteligente adaptada al ambiente. El que esta vida resultara creible se tuvo que apoyar pues, en datos cientificos sobre las estrellas ultramasivas que nosotros conocemos como pulsares, pero de ahí a que la vida se pueda desarrollar de verdad en un lugar como esos es casi imposible.
Y digo casi porque uno nunca sabe…


Mito 5:
Issac Asimov es “duro”

Es muy frecuente que por ahí se comente que Issac Asimov es básicamente un escritor de línea “dura” dentro de la ciencia ficción, cosa que no es correcta en su totalidad.
En realidad Asimov no escribió muchos relatos que podamos calificar de “duros”. En la mayoria de ellos sus premisas se basan en ciencia imaginaria, extrapolada o controvertida.

Es muy frecuente que a ciertos autores, se les encasille en etapas de su trabajo o en suposiciones infundadas. Como ejemplo tenemos a  Asimov que es considerado escritor de linea 100% dura. Sus cuentos de la serie de los robots, por ejemplo, no pueden entrar en esta clasificación en un aspecto riguroso así como tampoco la serie de la Fundación y muchos de sus relatos independientes. En cambio cuentos como La Bola de Billar, Tesis sobre la Triotimolina Resublimada y A lo marciano, si pertenecen a este subgénero. Su serie de Lucky Star, Ranger del Espacio, también es ciencia ficción "dura" aunque la mayor parte de sus datos resulten obsoletos hoy en día.


Mito 6:
La ciencia ficción es relegada por la literatura mainstream.

Este es otro mito formado a propósito. Durante años los escritores de ciencia ficción se quejan de pertenecer al patito feo de la literatura. No son comprendidos ni valorados fuera de su propio circulo.
En realidad esto no es cierto y se pueden dar varios ejemplos de lo contrario: Ursula K. Le Guin y Ray Bradbury por solo mencionar algunos son ejemplos vivientes de que la literatura “exterior” puede aceptar más de lo que suponemos.
En realidad el ghetto de la ciencia ficción es una especie de grupo de autoafirmación rebelde. Por eso existen convenciones, terminología especial del género y temas muy particulares.
No lo neguemos. Los que pertenecemos al circulo de la ciencia ficción nos sentimos especiales, una especie de elite valipudeada por la ceguera de los demás mortales literarios.
¿Pero en verdad es así? ¿Es la ciencia ficción la rebelde sin causa de la literatura?
En cierta forma si… la ciencia ficción cuenta con ciertas premisas que trascienden la mera ficción literaria, convirtiéndola en un aparato comunicador de ideas en muchos niveles. Es una literatura exploratoria, experimental, trascendente en cuanto a la visión del mundo que nos rodea.
La ficción general sufre de limites muy estrictos en cuanto a su exposición. La ciencia ficción también cuenta con ciertos limites, pero muchos de ellos parecen estar hechos de goma puescasi podemos estirarlos.
La ciencia ficción tiene la capacidad de ir a donde la literatura convencional no puede.

A ojos de algunos, la ciencia ficción peca de exageradamente imaginativa, sin embargo, algo de esto ha sido creado a propósito por el mismo grupo de la ciencia ficción para mantener una cierta barrera protectora para el género.
El circulo no acepta cualquier cosa solo por tener elementos de ciencia ficción. Un ejemplo de esto recayó en Laura Esquivel - la famosa autora de Como agua para Chocolate -  y su nada agraciada La Ley del Amor que no soportó ni los primeros dos capítulos dentro de la aceptación de los lectores de ciencia ficción. Hasta ahora no conozco a nadie dentro del género que haya sentido agrado por esta novela y si lo hay entonces merece seguir leyendo a Laura Esquivel.

Pequeño parentesis:
Una opinion de Brian Aldiss sobre este tema:
Muchas personas no hacen más que llorar junto a las paredes del ghetto en el que parece que está encerrada la ciencia ficción, y supongo que yo he sido una de ellas, pero la realidad es que una gran parte de esas paredes han sido construidas dese adentro por los fans, los escritores y los editores.
Por ejemplo, las tapas de los libros de ciencia ficción tienen muy poco que ver con el contenido del libro. La tapas son significantes genéricos, y en algunos casos es muy probable que no exista ni la más mínima individualidad. Si hay un cohete al fondo, algo parecido a un dragón un poco más cerca y un hombre y una mujer semidesnudos en primer plano todo eso ya te dice lo que vas a encontrar entre las tapas, y te indica que ese libro es idéntico al que leíste el mes pasado. Es el sistema que utilizan.
 
Brian Aldiss es un famoso escritor ingles de ciencia ficción, autor de obras como Frankenstain Desencadenado, la serie del planeta Helliconia y la novela corta El Arbol de Saliva, entre muchas otras.


Mito 7:
Los programas preferidos de los fans de ciencia ficción son Star Trek y Babilonia 5

Siento decepcionarlos pero este es un gran error.
Por lo general, los fans de estas series leen poca ciencia ficción y sus gustos están orientados al generó pero por su lado visual: series de televisión, películas, videos, comics…
La revista Starficcion (La versión española de Starlog) le debe parte de su derrumbe de los quioscos a este falso supuesto. Recibían muchas cartas de fans pidiendo más y más Star Trek en las páginas de la revista.  Los complacieron y… ¡quebró!.
Ahora, por 60, 000 pesos adivinen…¿  que números resultaron ser los menos vendidos?
Así es: Los de Star Trek
¿Por que? Fácil. Porque el lector promedio de la revista era lector de ciencia ficción, no fan incondicional de los romulanos.
En cierta forma los Treakies de habla española son algo así como el algodón, ocupan mucho espacio pero no pesan nada.
Lo siento si hay fans de estas series por aquí. Quejas y reclamaciones con la Federación , por favor.


Existen muchos más mitos dentro del género que podríamos explorar pero de seguro tendríamos que hacer una convención solo para ellos. Por el momento quedémonos con estos, los cuales espero los haga reflexionar un poco más sobre nuestra literatura: La ciencia ficción.
Gracias por su atención.