INTRODUCCION

Sin duda, la superioridad de las flotas de guerra terrestres radicó en su capacidad para desplazarse a través de las desproporcionadas distancias galácticas por medio de los corredores espacio-temporales, materializándose como una enorme potencia defensiva en las inmediaciones de las órbitas exteriores del sistema planetario de Eridani tan sólo un mes después de conocerse el primer incidente con la raza Whandar en la estación espacial Galileo [...]

  Así mismo, parte de los núcleos civilizados de la Galaxia, una vez conocida la preocupante existencia de aquella raza hostil, no dudaron en aliarse a la poderosa Tierra en lo que vino a denominarse Coalición Planetaria, disponiendo sus mejores navíos de combate al grueso de la Armada Terrestre en lo que, como muchos han supuesto, fue un hábil movimiento político a fin de quedar respaldados bajo el protectorado terrestre en el caso de que los Colonizadores Whandar, finalmente, lograsen abrir una brecha en las líneas defensivas y se introdujesen hacia otros puntos de la Galaxia. De tal forma, nuestros [...]

  [...] Durante algunos años, los intentos de expansión colonizadora sufrieron un continuado revés, viéndose obligados a entablar una larga contienda estelar en aquella lejana región que, con el tiempo, se comenzó a conocer popularmente como El Cerco.
  Y pocos advirtieron lo efímero que, contradictoriamente, era la notable potencia defensiva terrestre; y que, de la forma más inesperada, ésta podía extinguirse casi completamente... [...]


    (Extractos del volumen I de Historia de la Guerra. Publicado por Janov Ransohoff en el año 2634).

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