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Bienvenidos a un interesante recorrido temático sobre los viajes y las naves espaciales en la ciencia ficción. ¿Que es una nave generacional?¿En verdad seria posible acelerar más allá de la velocidad de la luz? ¿Que es exactamente el Hiperespacio? ¿Cuales son las novelas más famosas sobre el tema y de que tratan? Todas estas respuestas las encontraran aqui... |
La novela de aventuras: Origen del viaje espacial.
Si bien es difícil dar un definición de lo que el concepto de “ciencia ficción” es o encierra, si se puede asegurar que en primer lugar es literatura.
En el libro New Worlds for Old (1974) de David Ketterer, donde se relacionanlas obras clásicas de la ciencia ficción actual con las obras clásicas norteamericanaspodemos observar que las viejas temáticas literarias no han cambiado mucho en realidad.Siguen ahí bajo diferentes formas. La ciencia ficción es tal vez la más actual de estas formas.
La ciencia ficción nace directamente de la novela de aventuras y en especial de la de viajes. Muchos de los parámetros que aprecian en las antiguas novelas de aventuras geográficas se dan cita también en la ciencia ficción y Julio Verne fue uno de los escritores que dieron inicio a esta transformación.
Julio Gabriel Verne (1828-1905), novelista francés mundialmente conocido y precursor indiscutible de la ciencia ficción actual se hizo muy famoso gracias a una serie de novelas escritas por él denominadas Viajes Extraordinarios. La primera de ellas Cinco semanas en globo o Los Viajes y Descubrimientos en Africa por Tres Ingleses (1869) fue un éxito indiscutible, nacido del encuentro de su autor con Felix Tournachon, alias “Nadar”, escritor, fotógrafo, dibujante y fuerte partidario de la navegación aerostática.
Julio Verne fue un gran aficionado a los viajes, lo cual le valió
no pocos disgustos con su esposa Honorine, de la cual en realidad nunca
estuvo realmente enamorado. Su amigo Aristide Hignard lo invitó
a realizar algunos de estos viajes en forma gratuita: uno por las islas
Británicas y otro por Noruega y demás países escandinavos.
Verne por ese entonces tenia un frustraste trabajo de corredor de bolsa
y aunque le permitía mantener a su casa, esposa e hijas , no le
era suficiente para costearse un periplo de aquellos.
Estos viajes fueron los que marcaron la vida de Verne para siempre.
Después de la publicación de 5 Semanas...
hicieron su aparición varias novelas más: Viaje al Centro
de la Tierra (1863), De la Tierra a la Luna (1865), 20,000
Leguas de Viaje Submarino (1872) y La Vuelta al Mundo en 80 Días
(1873)
solo por mencionar algunas.
El éxito de sus novelas se sustentó en dos puntos
fundamentales: La aventura y los datos científicos comprobados en
su época (1).
La novela de aventuras cuenta con algunos elementos básicos:
el viaje del personaje principal que servirá de catalizador para
su transformación interior; los lugares inexplorados u extraños
por las que se desarrollara el periplo; el medio de transportación
de los personajes que define muchas veces el giro de la aventura y el enemigo
poderoso al cual habrá de enfrentar el personaje principal. Muchos
de estos elementos se encuentran también del viejo y antiguo “cuento
de hadas”. La diferencia estriba en que la fantasía es eliminada
de la trama para ser sustituida por elementos científicos, geográficos
o históricos reales.
Han desaparecido los países de fantasía situados
“En algún lugar de oriente...” para situar las aventuras en lugares
geográficos conocidos y exóticos.
Así ocurre con las historias de piratas de Sandokan del
novelista Italiano Emilio Salgari o con la fascinante aventura La Isla
del Tesoro de Robert Louis Stevenson; con Colmillo Blanco de
Jack London o las historias de vaqueros de Louis L’Amour.
También por esta misma razón algunas de las novelas
de Verne no pueden ser consideradas CF sino novela o aventura científica.
Los
Hijos del Capitán Grant es, para señalarlo de ejemplo,
una especie de aventura geográfica.
Sin embargo es también Verne el que comienza a crear esa
nueva fusión de la novela de aventuras con la fantasía, en
una especie de camino intermedio donde las posibilidades de ciertas premisas
científicas actualmente imposibles se transforman en maravillas
fantásticas hasta cierto punto probables gracias a los datos
y avances de la tecnología y las ciencias.
En otras palabras premisas de fantasía con bases científicas
probables.
Como ejemplo de ello esta la ya muy citada De la Tierra a
la Luna o su novela Hector Servadac (una obra ya más
cercana a nuestra ciencia ficción moderna) donde un grupo de gente
se ve atrapada en un extraño planetoide vagabundo que roza nuestro
planeta (2).
La mayoría de los elementos que conforman la novela de
aventuras conforman de una u otra manera la literatura general, pero hay
dos en especial que definen, a mi modo de ver, a este género:
1.Los datos científicos o geográficos exóticos
tomados como ambientación y escenario de la aventura y ;
2. El medio de transporte.
El
medio de transporte define muchas veces el género de la aventura.
El barco es un icono identificador e imprescindible en una aventura marina
o de naufragio. En 1929 los aparatos aerodinámicos son el centro
de
las aventuras aéreas de la revista Air Wonder Stories. El
caballo se a vuelto una figura indispensable en las aventuras del Oeste.
La ciencia ficción en sus inicios retoma esos dos elementos
identificadores pero los moderniza bajo la premisa de la ciencia, la
ciencia imaginaria (3) o incluso a veces (muy
contadas veces) la seudociencia (4).
Los lugares geográficos como podrían ser el Ártico
o las cadenas montañosas andinas han sido sustituidos por planetas
de nuestro mismo sistema solar. Las tierras inexploradas han pasado a ser
mundos situados en galaxias o nebulosas lejanas. El océano se ha
transformado en el negro velo del espacio.
El mismo espíritu que anima a la novela de aventuras anima a la recién nacida ciencia ficción. Un híbrido que tiende un puente conciliador entre la realidad científicamente registrada y la fantasía.
No es extraño pues, que el tema más socorrido, el escenario más frecuente, sea el del océano inexplorado: el espacio sideral.
El vuelo espacial es un tema clásico en la ciencia ficción. Se a vuelto casi arquetipico. Y en cierta forma lo es. El viaje cósmico no es nuevo en realidad. En Somnium (1634) del astrónomo Johannes Kepler acompañamos a sus personajes en un viaje imaginario a la Luna. No es un viaje imaginario cualquiera, ya que esta basado en los datos científicos obtenidos por Kepler y otros astrónomos hasta ese momento(5). No ocurre lo mismo con La Historia Cómica de los Estados y los Imperios de la Luna (1656) de Cyrano de Bergerac, donde la ciencia en realidad no tiene una presencia importante. En 1705 Daniel Defoe (el autor de Robinson Crusoe) escribe en El consolidador la historia del secreto de una nave espacial dado por un selenita a los antiguos chinos.
La ciencia ficción de los años 20 y 30’s esta plagada de viajes espaciales en sus variadas formas: Naves espaciales, Cohetes e incluso teletransportación y transmigración
Así es, en esos años se barajaba mucho en los relatos
y novelas el viaje transmigratorio, que consistía en la teletransportación
por medios “sobrenaturales” o simplemente desconocidos a otros mundos o
planetas como ocurre al capitán John Carter en su extraño
viaje astral - o mejor dicho transustancial - a Barsom en
Una Princesa de Marte (1912) (6) de Edgar
Rice Burroughs.
El gran clásico de la ciencia ficción Hacedor
de Estrellas (1937) de Olaf Stapledon, también hace uso del
mismo sistema para que su personaje principal haga un viaje por el universo
no solo presente, sino futuro.
Actualmente, esta clase de viajes esta ya casi relegada de la
ciencia ficción.
En
lo que respecta al viaje espacial por medios motrices como la astronave
o el cohete tenemos a un sin fin de novelas. Como ejemplo podemos mencionar
Skylark
of Space (La Alondra del Espacio) (1928) (primera
de una serie de cuatro novelas) y la serie de Lensmen (los
Hombres Lente) ( 8 libros) de E(dward) E(lmer). Doc Smith, uno
de los escritores más famosos del género y el llamado “Padre
de la Space Opera”; La Legión del Espacio (1934)
de Jack Williamson; Jones, El Hombre Estelar (1953) de Robert A.
Heinlein; todas ellas importantes novelas cuyas tramas ocurren casi totalmente
en el negro vacio del espacio.
Imposible no mencionar también la obra de Iván
Antonovich Efremov, La Nebulosa de Andromeda (1958) un clásico
de la ciencia ficción soviética, cuya trama es 100% espacial
y Ciudadano de la Galaxia (1957)de Robert A. Heinlein
Casi es posible asegurar que no hay autor de ciencia ficción
que no haya tratado alguna vez en sus novelas o relatos el tema del viaje
espacial. Su carga emotiva y su misma naturaleza es metafórica.
El espacio es un medio hostil e inexplorado. La fuerza de la naturaleza
en el embravecido mar a sido sustituido por un medio más hostil.
La negra y basta soledad del frío espacio interestelar. Si el mar
podía ser a veces enfrentado y vencido con pocos medios con el espacio
no ocurre lo mismo. Un naufragio espacial lejos de cualquier planeta habitable
significa la muerte segura por asfixia o descompresión. El insondable
espacio no es como el mar, bestial y amenazador. Por el contrario, su vacuidad,
su carencia de forma, su soledad es lo mas parecido a la que podríamos
imaginar como la verdadera muerte. En el mar siquiera hay peces, agua salada
y la esperanza de una isla desierta...es la representación arquetipica
del útero materno. Pero en el espacio no hay nada mas que las brillantes
estrellas... no hay salvación posible en el espacio. Surcarlo es
casi equivalente a atravesar el río Estigia en la barca de
Caronte (7).
Sin embargo el espacio tiene algo que atrae, un algo que toca
las fibras románticas mas sensibles del humano: La capacidad de
preguntarnos el que habrá mas allá...
Esta “atracción” por el espacio se ve muy bien retratada
en algunos de los relatos de Ray Bradbury, en especial tres
incluidos en su obra El Hombre Ilustrado (1951). Ellos son El
Cohete , El Hombre del Cohete y El Verano del Cohete.
De estos tres, el que mas refleja este sentimiento es el segundo. Su protagonista
es un astronauta atrapado entre su pertenecía a la Tierra y su pasión
por el espacio, lo cual prácticamente lo obliga a permanecer cortas
temporadas con su familia y en su casa. Es un relato triste y poético
pues el humano no esta hecho para el espacio y la atracción que
el protagonista siente por el insondable mar de estrellas se asemeja a
mucho al de un amor imposible o dividido.
La atracción por el espacio también es un elemento fundamental
en la película Gattaca (1997) de, donde el personaje principal,
una suerte de inválido genético, hace hasta lo imposible
por convertirse en astronauta y viajar al espacio, su gran y único
sueño.
El vuelo espacial
Si hay un icono que identifique
al género de la ciencia ficción ese es sin duda la nave espacial.
Si el barco o el caballo son la figura representativa de la aventura marina
y la aventura del oeste entonces la nave espacial conjunta en su figura
todo el espíritu del género. Es la tecnología del
futuro que nos permitirá enfrentar la gran aventura del espacio
y cruzar el gran mar de estrellas hacia nuevos mundos, nuevos horizontes.
Son las carabelas de los nuevos descubrimientos y conquistas
Como ya vimos, la ciencia ficción de mediados de los años
20s y aproximadamente hasta los 40s esta atestada de relatos de viajes
espaciales. La única forma científicamente creíble
de lograr estos viajes, era pues, con astronaves.
La nave espacial más conocida y aceptada por el ambiente
científico de entonces era el cohete.
El cohete remonta sus orígenes científicos hasta
el siglo 11, donde son usados por los chinos como diversiones pirotécnicas
y adaptados después como armas de guerra en el siglo 13 (8).
Los europeos tomaron la idea del misil cohete pero fue abandonada a favor
de los rifles y mosquetes que prometían resultados más eficientes.
De cualquier manera, la tecnología rudimentaria del cohete continuo
siendo usada. Se usó en las guerras Napoleonicas y en la guerra
civil norteamericana, pero no fue hasta principios de siglo en que el inventor
norteamericano Robert Goddard comenzó a pensar en esta tecnología
con miras al vuelo espacial (9).
En 1911 comenzó con sus experimentos de combustible liquido
en cohetes y en 1926 lanzó el primero. Al mismo tiempo, en Alemania
el pionero investigador en tecnología de cohetes Herman Oberth funda
con otros amigos la Sociedad del Viaje Espacial. El mismo Obert escribe
en 1921 la obra El cohete en el viaje espacial. Entre sus colaboradores
y asistentes se encuentra Wernher Von Braun quien desarrollara el programa
de cohetes-misiles para la Alemania Nazi y mas tarde parte del proyecto
espacial para los Estados Unidos de Norteamerica.
Poco después de la segunda guerra mundial las mismas revistas
de ciencia ficción apoyan el desarrollo de la tecnología
de cohetes, presentando artículos y relatos sobre el tema. Rocket
Flight (1938) de Leo Vernon y We Can Rocket to de Moon - Now!
(1939) de Arthur C. Clarke son algunos de los artículos presentados
en las revistas.
El autor que más fascinación tiene por la simbología
del cohete es sin duda Ray Bradbury.
Dos de sus tres obras principales en la ciencia ficción,
Crónicas
Marcianas (1950) y El Hombre Ilustrado (1951), son todo un mosaico
de relatos donde el cohete juega un papel preponderante.
El cohete, contrariamente a lo que se puede creer, no es un símbolo
fálico freudiano sino un puente entre el presente, la nostalgia
del pasado perdido y la esperanza de un renacer. Es, ahora si, una especie
de barca de Caronte que transporta al humano no solo a un mundo diferente
sino a una nueva concepción y revalorización de su propio
ser y de su sociedad desligándolo de su vida pasada.
Como ejemplo podemos comentar su relato El Cohete. Su
protagonista es un padre que ha prometido a sus hijos un viaje espacial,
a ahorrado para eso, sin embargo sus recursos no permiten que todos los
niños puedan acudir al viaje. Desesperado por el desencanto de sus
hijos pone en juego un plan y construye un replica exacta de un cohete
en su jardín. Su esposa mira con sorpresa como gasta el dinero tan
duramente ahorrado para elaborar un aparato que nunca volara, sin embargo
llega el día del despegue y todos sus hijos suben al aparato, convencidos
de que no habrá ningún vuelo. Es entonces cuando ocurre.
La nave vibra y los niños ven a través del ventanal como
son lanzados al espacio. Es una maravilla, un sueño imposible hecho
realidad. Abajo esta la Tierra, girando y sus lados las estrellas. Finalmente
después de un atareado día los niños duermen en la
nave y el padre baja del cohete para preparar todos los efectos especiales
para el día de mañana... El final es verdaderemente conmovedor
y reflexivo.
Al
igual que en la historia de la navegación marítima hay barcos
que se han vuelto leyenda, en la ciencia ficción existen también
leyendas de la navegación espacial, aunque estas solo se hayan llevado
a cabo en la imaginación.
Muchas de estas naves se han hecho famosas por los medios de
comunicación. Tal es el caso de la Enterprise la famosa
nave de exploración de la serie televisiva Viaje a las Estrellas
de
Gene Rodenberry. Esta serie y sus ramificaciones como Espacio
Profundo
9 oVoyager son verdaderos catálogos de astronaves de
todo tipo. Las hay científicas, de guerra, de infiltración,
etc.
Tal vez las naves de guerra más impresionantes las encontramos
en el film La Guerra de las Galaxias (1977) de George Lucas. Gigantescos
armatostes triangulares, verdaderos trasatlánticos espaciales capaces
de acabar con flotas enteras, como es el caso del monstruoso StarDestroyer,
la nave de ataque más letal del imperio. Sin embargo nada rivaliza
con el poder de la Estrella de la Muerte, la nave-arma, también
del Imperio, capaz de pulverizar mundos enteros en un abrir y cerrar de
ojos. Las naves de ataque más famosas de todo el generó también
las tenemos aquí: las veloces y escurridizasX- Wings
de la rebelión, y las compactas y maniobrables Tie Fighter
de los StormTrupers.
No entraremos ahora en detalles de como es que estas naves
logran realizar toda una suerte de movimientos acrobáticos en el
espacio donde no hay fricción de ninguna clase, -de eso hablaremos
en otra ocación- y continuaremos mejor nuestro viaje de reconocimiento
de astronaves famosas.
Antes es importante mencionar que el cine se ha convertido en
uno de los expositores más influyentes en lo que a navíos
estelares se refiere. Su capacidad de magnificar las imágenes logra
transmitir mucho de la posible sensación de estar frente a uno de
estos monstruos de metal. La toma de la nave surgiendo sobre nosotros y
proyectándose al infinito en la pantalla es ya clásica. La
sensación de escuchar sus motores, sobrecogedora (aunque en realidad,
ningún sonido pude viajar por el espacio).
Así ocurre con la Nostromo, la astronave- minera del film
Alien
(1979) de Ridley Scott, cuya tripulación esta a punto de aceptar
un letal octavo pasajero que los exterminara prácticamente a todos.
Encontramos un natural paralelo entre estas naves del espacio
y sus análogas marítimas, ciertos puntos de conexión
incluso entre sus historias.
Los mitos y las leyendas del mar repiten sus esquemas en las
historias de ciencia ficción e incluso algo de este ambiente busca
ser trasladado a las mismas naves espaciales.
Analicemos un poco a la Nostromo. Por fuera, el
diseño de la nave es a todas luces gótico, casi catedralesco.
Por dentro es una verdadera red de catacumbas, pasillos pequeños,
oscuros y metálicos que simulan cloacas o calabozos laberínticos.
Este ambiente claustrofobico es el ideal para contar una historia de horror,
donde un amenaza desconocida, en este caso un monstruo extraterrestre,
caza sin piedad a sus víctimas.
Todos estos elementos pueden encontrarse también en la
novela Drácula de Bram Stoker y en particular en la parte
del relato dedicada a la travesía del conde Drácula hacia
Londres.
Un barco ha sido elegido para transportar todos los ataúdes
del conde hacia su nuevo hogar en Inglaterra. La tripulación ignora
que junto con esos ataúdes llevan algo más: un vampiro, un
monstruo sobrenatural que los exterminara a todos, uno tras otro,
en un viaje de verdadera pesadilla.
En el mar, como en el espacio de Alien, nadie podrá
escuchar sus gritos.
Esta
trasposición de cuento de horror marítimo en el espacio llega
a sus cotas más altas en el fallido film Event Horizon (1997)
de Paul Anderson (no confundir con el escritor). El año es el 2047
y la Event Horizon es una nave prototipo, cuya misión
consiste en probar una nueva tecnología de transporte: es
capaz de doblar el espacio para llegar de un punto a otro sin moverse.
Por desgracia nadie sabe si la nave tiene éxito pues desaparece
del sistema solar. Siete años después la nave reaparece en
la órbita de Neptuno...sin tripulación.
La historia es una especie de leyenda del Holandés Errante
o el caso del Mary Celeste en clave de ciencia ficción, mezclado
con algo de terror a lo Hellraiser. Todo el ambiente de la película
fue planeado para este fin. La misma nave es una gigantesca cruz, una catedral
espacial embrujada.
Todo esta parafernalia de naves embrujadas es muy actactiva para
los escritores y guionistas. Incluso la película más
importante del género no pudo prescindir de ella.
Me refiero a 2001, Una Odiasea del Espacio (1968) del
realizador Stanley Kubric y con guión de Arthur C. Clarke, científico
ingles y autor de ciencia ficción que seria catapultado a la fama
con este filme.
En ella, la nave de exploración Discovery
se dirige a Júpiter (Saturno en el libro) en una misión secreta.
La nave se convertirá en una tumba para cinco de sus tripulantes
cuando la computadora de la nave, Hal 9000 se vuelva
paranoica y decida exterminarlos.
Sin embargo no será este el único elemento terrorífico
en la serie. En su excelente continuación, 2010: Odisea Dos
(1984) de Peter Hyams, con guión ya no de Clarke pero si basado
en su novela, nos encontramos con una Discovery hasta cierto punto “embrujada”.
La escena del “fantasma” del tripulante David Bowman apareciendo tras un
sorprendido Dr. Heywood Floyd pude cortarle la respiración a cualquiera.
La Discovery no es solo relevante entre la galería
de astronaves por su viaje hacia el misterio, sino porque en cine fue una
de las primeras en ser verdaderamente plausible, además de su variada
“simbologia”.
La forma de la nave es muy similar a la de una pesa de gimnasio,
con uno de sus extremos en forma de esfera y el otro rematado en rectángulo
con motores.
La esfera contiene el puente de mando y un sistema rotator (como
la rueda de una jaula de Hamster) para simular gravedad. La nave esta diseñado
para viajes cortos, - que en escala de ciencia ficción se refiere
a meses o unos pocos años - y cuenta con cápsulas de animación
suspendida para la tripulación en caso de problemas que imposibiliten
su estancia en el área rotatora o en el puente. En este caso la
nave se dirigiría sin conflictos, gobernada por una inteligencia
artificial.
Como indicábamos, hasta hoy, la Discovery
es totalmente plausible en la realidad , excepto por las cámaras
de animación suspendida y la inteligencia artificial (que podría
ser sustituida por un sistema de “piloto automático” o remoto, como
ocurre actualmente en Marte con el robot de exploración Pathfinder),
pues ambas tecnologías no han sido aun completamente desarrolladas
o se hayan apenas en fase de exploración.
En lo que respecta a su “simbologia” es importante señalar
que la figura de la nave y la tónica de la película causaron
ciertas controversias en algunos círculos críticos. De hecho,
la peculiar forma de la Discovery, inspiró en muchos la idea de
un espermatozoide cuyo encuentro con un óvulo cósmico
(representado por el planeta Júpiter) da pie al nacimiento de un
nuevo superhombre. Podemos reírnos de la idea, pero simbólicamente
puede ser correcta. De hecho Kubric sugirió alguna vez que su película
podía ser tomada como un verdadero test de Rush...cada quien veía
en ella lo que quería(10).
El problema con las naves espaciales estriba actualmente en dos
puntos básicos que han sido ya explorados por la ciencia ficción:
El método de propulsión y el problema de la distancia.
Este ultimo depende en gran manera de la resolución del
primero pero la ciencia ficción ya a dado algunas respuestas tentativas
a ello.
El problema de la distancia
El problema con la distancia estriba, como es lógico, en
las brutales dimensiones de nuestro cosmos conocido. Las escalas
en el universo se miden por arriba de los miles de kilómetros por
lo que se ha tomado al año luz como un parámetro de distancia.
Un año luz es la distancia que recorre la luz en un año.
La velocidad equivale aproximadamente a los 300,000 kilómetros por
segundo.
Vamos a darnos una idea de esto por medio de algunos datos: El
diámetro de la Tierra es de 12,683 kilómetros. Tomen esto
de referencia. ¡En un segundo la velocidad de una partícula
de luz le daría la vuelta a la tierra 23.653 veces!
Imagínense pues la velocidad tan tremenda que debe ser
la de la luz, actualmente no superada por nada.
La luz del Sol tarda en llegar hasta nosotros unos 8 minutos
y la distancia del Sol a la Tierra es de una media de 149,500,000 kilómetros.
Pues bien, la estrella que tenemos más cerca a nuestro sistema solar
es Próxima Centauro y esta a solo... ¡4.3 años luz
de distancia! Una distancia pequeñita...mas o menos 40 millones
de millones de kilómetros.
Así es, llegar a Próxima nos costaría un
largo viaje de cuatro años con tres meses a una velocidad
de 300,000 kilómetros por segundo. La aceleración de la nave
la convertiría en algo así como una montaña
rusa infernal.... los efectos de tal velocidad serian desastrosos en el
organismo humano incluso en la no-gravedad del espacio interestelar.
Vamos a dar otro dato importante:
Hasta 1976 el aparato más veloz construido por el hombre
había sido el vehículo espacial Helios 3 cuya velocidad era
de 240,000 Km/h. ¡Casi recorría en una hora lo que a la luz
le cuesta menos de un segundo!
A esa velocidad, llegar al sol nos costaría aproximadamente
26 días. A Próxima Centauro solo 19,350 años.
¿Cuanto tiempo nos llevaría atravesar la galaxia,
si la nuestra mide solo 100,000 años luz?
Haga usted los cálculos y diviértase...al menos
le tomara muchisimo menos tiempo que un viaje a Próxima en el Helios
3.
Como podemos ver no prácticamente no habremos ni salido de la
puerta de nuestro sistema solar cuando ya los viajeros de las naves estelares
se encuentren muy viejos, muy cansados y puede que hasta muertos. Sin embargo,
la esperanza es lo ultimo que pierden los escritores de la ciencia ficción
y han pensado en una respuesta tentativa para este problema: Naves rápidas,
incluso más veloces que la luz o Naves que permitan la sobreviviencia
de sus tripulantes por muy largo tiempo.
Entre estas ultimas pertenecen las Naves
Generacionales y las Naves de
Animación Suspendida.
1. Naves que permitan la sobreviviencia de sus tripulantes por muy largo tiempo:
Naves Generacionales
Las Naves Generacionales son gigantescos hábitats
artificiales, una especie de “arcas del espacio”. La tripulación
que llegue a su objetivo ya no será la generación que salió
de la Tierra sino sus tataranietos o los tataranietos de estos.
La idea de este tipo de nave fue popularizada por primera vez
en la ciencia ficción por Robert Heinlein en su obra
Universo
(1941) y su secuela Sentido Común (1941) -ambas publicadas
en un solo tomo titulado Huérfanos del Cielo
(1963) - , sin
embargo la idea no era nueva, pues Don Wilcox ya había manejado
una historia similar en algunos titulada El Viaje que Duró
600 Años (1940). En el relato de Wilcox, el capitán de
la nave generacional es el único que viaja en hibernación,
pero cada 100 años es despertado para supervisar que todo marche
correctamente. Cada vez que despierta se encuentra con grandes cambios
sociales sufridos por los diferentes descendientes de la tripulación
original. Él mismo llega a convertirse en un mito supersticiosos
dentro de la nave gracias a estas apariciones y a que el grupo social a
degenerado hasta dividirse y convertirse en una especie comunidades tribales
a bordo.
En Universo, de Heinlein, los descendientes de la tripulación
llegan incluso a olvidar el hecho de que viajan en una nave. Exactamente
lo mismo ocurre con la novela de Brian Aldiss, La Nave Estelar
(1958) donde el personaje principal Roy Complain, descubre en su periplo
de exploración la verdad de “su mundo” el cual a involucionado socialmente
hasta estar divididos en grupos tribales...
En Nave de Sombras (1969) de Fritz Leiber ocurre el efecto
de la involución social de las astronaves generacionales, mezclada
con una extraña historia de gatos telépatas y vampiros. En
Universo
Cautivo (1969) de Harry Harrison la ingeniería cultural a convertido
a los tripulantes de una astronave generacional en una especie de monjes
medievales y grupos aztecas.
La cuestión de la estructura social dentro de las naves
generacionales es de hecho uno de los puntos mas importantes en esta clase
de historias. En un espacio tan reducido espacio como el de una astronave,
las interacciones sociales no pueden ser tan fáciles. ¿Como
se adaptarían las nuevas generaciones nacidas en la nave al espacio
vital y la interacción social?, ¿Que nuevas costumbres y
que orden social se desarrollaría en base a este nuevo ambiente?
Muchos escritores se han decantado por la involución social,
ya mencionada, a grupos tribales, salvajes y supersticiosos.
Pero, ¿de verdad seria así?
En Promised Land (1974) (Tierra Prometida) de Brian Stableford, trata sobre la sociedad resultante de un viaje generacional. Los tripulantes de la nave ya han llegado a su destino, sin embargo, su sistema social aun es el mismo que el desarrollado dentro de la nave. El motivo del viaje se a tornado tan obsesivo para sus tripulantes que adquiere una cualidad religiosa entre ellos.
Kevin O’Donell es otro autor que a tratado magistralmente el tema
de la astronave generacional en su novela Efímeras (1979).
La nave generacional de Efímeras es una nave comandada por el cerebro
de un científico muerto. Sin embargo, sin que nadie lo esperara
la personalidad del científico vuelve a surgir de las profundidades
del inconsciente del cerebro de la nave. Las percepciones del científico
se encuentran totalmente distorsionadas y lo que el confunde con el zumbido
de abejas es en realidad las voces de la tripulación: 25,000 seres
humanos en un viaje de mil años hacia las estrellas. El titulo de
la historia se desprende de la misma tripulación, cuyas vidas son
efímeras en relación al cerebro cuasi-inmortal de la nave.
El científico en cualquiera de sus “parpadeos” que duran años
se ve de pronto en medio de un ambiente diferente, de personajes diferentes.
Sus concepciones y percepciones al principio distorsionadas valió
el dejar sin sistema eléctrico y soporte vital a toda una generación.
Efímeras es una excelente novela, angustiante y claustrofobica a
veces, pero siempre interesante.
En la ciencia ficción se encuentran además de estas,
muchas variaciones sobre el tema del “arca espacial”. E.C. Tubb retoma
la temática en Space Born (1956) y Clifford D. Simack
en una serie de historias definidas bajo el titulo de Spacebred Generations
(1953).
En esta obra de Simack, los tripulantes de la nave olvidan cual
es su destino y deciden que las naves son y serán “su” destino.
Algo similar ocurre con la obra de John Brunner, Lungfish (1957)
donde la propia nave se convierte en una especie de madre simbólica
para la tripulación. Cuando llegan a su destino nadie decide “nacer”.
Este tipo de finales sorpresivos y golpeadores resultan muy impactantes
en esta clase de historia, pues la revelación final es muchas veces
la que distingue al relato. Pocos finales tan impactantes como el de The
Wind Blows Free ( 1957) de Chad Oliver donde el protagonista, desesperado
por la claustrofobica sociedad de la nave, decide abrir una de las puertas
hacia el exterior para descubrir que la nave ya había llegado a
su destino desde hacia mucho tiempo.
Dentro del concepto de las “sociedades de astronave” quisiera
hacer especial mención de la novela excelente novela corta de Samuel
R. Delany, La Balada de Beta 2 (1965) donde la tripulación
de una astronave averiada y perdida a logrado adaptarse al cruel espacio(11).
Los medios visuales tampoco han podido sustraerse de la idea del viaje espacial generacional. En especial recordamos la saga de la astronave Galáctica (1980), en el programa de televisión del mismo nombre. Galáctica es la única astronave sobreviviente de un ataque Cylon a un planeta humano. Ella es la que guía a una serie de naves colonia que huyen del ataque de unos robots extraterrestres que están dispuestos a exterminarlos.
Sam Moskowitz, un critico y escritor de ciencia ficción
expone también que anterior a todas estas historias que la idea
se había manejado ya en La Galaxia Viviente (1934) de Laurence
Maning, sin embargo esta ocurre en un pequeño mundo autopropulsado
y en realidad no embona mucho con el concepto de la nave generacional.
Igualmente ocurre con la serie de televisión inglesa Espacio
1999 (1975) creada por Gery y Silvia Anderson, donde una colonia científica
terrestre asentada en la luna es arrojada con todo y nuestro satélite
a vagar por los espacios interestelares(12).
Finalmente el tema a trascendido incluso hasta la opera con Aniara,
basada en el poema del escritor sueco Harry Martinson, ganador del novel
y con música del compositor Blomdahl.
Otras historias de Nave Generacional:
The Star Seekers (1953) de Milton Lesser
Wish Upon a Star (1958) de Judith Merryl
Seed of Light (1959) de Edmund Cooper.
200 Años para Navidad (1961) de J. T. Mcintosh
Rogue Ship (1965) de A.E. VanVogt
Ritos de Paso (1968) de Alexei Panshin
Noah II (1970) de Roger Dixon
Promised Land (1974) de Brian Stableford.
Naves de Animación Suspendida.
Otra respuesta
tentativa al problema de las distancias en el viaje espacial se encuentra
en la idea de la animación suspendida (A.S.) (la cual será
tratada más adelante, en otro capitulo). En otras palabras: las
funciones vitales de la tripulación quedan “suspendidas” durante
el viaje de la nave hasta el momento en que ellas deban ser reactivadas.
De esta forma la tripulación viaja en una especie de “sueño
profundo” o “muerte falsa”.
La creogenización y la hibernacíon son unas
de estas formas de “animación suspendida”.
La primera consiste en una especie de congelación profunda
del organismo, para después ser descongelado.
La segunda se refiere a un descenso en los proceso corporales, inducido
en el organismo del tripulante para bajar al máximo aceptable sus
funciones vitales.
Como no es necesario alimentar a los cuerpos de los tripulantes
“dormidos” en todo el transcurso del viaje, la astronave de A.S. no precisa
de ningún hábitat gigantesco para alimentar y dar alojamiento
a sus viajeros. Tampoco representaran ninguna clase de problema en todo
el viaje.
Generalmente, las tripulaciones bajo los efectos de la A.S. son
supervisadas por el cerebro computador de la nave, que los despertara al
llegar al objetivo, o por gente de la misma tripulación que despierta
periódicamente para vigilar que todo ande bien con el cargamento
humano
En el cine son frecuentes las astronaves que cuentan con tripulaciones
criogenizadas o hibernadas.
En 2001 Odisea del Espacio y su secuela 2010, la
tripulación viaja en cápsulas de hibernación, así
como en la Nostromo de Alien y la mayoría de las otras películas
de la serie. En Event Horizon, la tripulación de rescate
viaja hibernada en una especie de cubiculos repletos de algún liquido
especial, lo que ayudaría a la tripulación a soportar las
aceleraciones del aparato. En el filme, El Planeta de los Simios
(1968) de Franklin J. Shaffner, (basada en la novela homónima de
Pierre Boulle) uno de los tripulantes llega a su destino convertido en
una momia por el mal funcionamiento de los sistemas vitales de criogenización
en su cápsula. En Lifeforce (1985) de Tob Hooper, los extraterrestres
vampiros viajan hibernados en una gigantesca sección de la nave.
El tema de la animación suspendida en la ciencia ficción
literaria toma gran importancia por su gran variedad de especulación.
cuestiones éticas, morales, científicas, sociales , ambientales
y religiosas se barajan en la mayoría de los relatos que tratan
sobre el tema, sin embargo, las historias más polémicas sobre
esta cuestión tienen como ambiente la tierra misma. Como ejemplo
esta la obra Incordie a Jack Barron(1969) de Normand Spinrad, de
la cual hablaremos en otra oportunidad..
Sin embargo, el viaje espacial mezclada con la animación
suspendida promete siempre finales golpeadores:
En Far Centaurus (1942) de A.E. VanVogt, la tripulación
en animación suspendida de una nave espacial en viaje a Próxima
Centauro despierta en su destino después de un viaje de 500 años...
solo para encontrarse con una recepción de humanos que ya los esperaban.
En el transcurso de su viaje se había inventado la nave hiperluminca,
una nave más veloz que la luz.
La tripulación masculina de Cold Storage (1954)
de David S. Gardner también se encuentra con un sorpresivo final
cuando se entera que después de ser despertados, el rico filete
que se les ha servido para comer no es sino la carne de sus compañeras
tripulación, las cuales han conseguido este amargo final gracias
a la toma literal de los robots de la frase que dicta “las mujeres son
para los hombres”.
En el relato de Philip K. Dick, Espero Volvere Pronto
(1975) el protagonista principal viaja en una astronave junto con otros
tripulantes en estado hibernativo. Por desgracia algo falla en los sistemas
de la cápsula y este no puede entrar en “sueño profundo”
por lo que la misma computadora de la nave lo sume en un “sueño
inducido” que se mezcla de manera terrible con su realidad.
El método de propulsión en las naves generacionales y de animación suspendida
Es indudable que el problema de las distancias en el factor principal
de donde nace la idea de las naves que hemos tratado. Sus relatos transcurren
en un universo donde la velocidad de la luz aún no ha podido ser
rota, así que la tripulación esta condenada a vagar por el
espacio por mucho tiempo, esperando llegar a su objetivo o buscando algún
planeta que los acoja.
El lograr un poco mas rápido estos objetivos depende de otro
punto esencial: El método de propulsión.
El combustible de las naves actuales no es para siempre, así
que una nave que usara combustible común mucho antes de salir de
nuestro sistema solar le diría adiós a sus reservas.
La sonda Voyager terminó su ración de combustible
y aprovechando el empuje gravitacional que le dieron los planetas que toco
en su viaje por el sistema solar ahora vaga por el espacio hacia algún
lugar indeterminado a una velocidad constante.
Una nave generacional, en su incierto viaje, no puede confiar solo
en un empuje, y su tamaño ya es lo suficientemente grande para además
duplicarlo con un gigantesco almacén de combustible.
¿Pero donde conseguir combustible de la nada?
Hay algunas ideas al respecto.
En la novela de Normand Spinrad, Jinetes de la Antorcha (1974)
, dosmil cuarenta naves “antorcha” buscan un nuevo hogar. Ellas son llamadas
La
Migración. Su sistema propulsor es muy interesante: recolectan
las partículas de hidrogeno regadas por el espacio para aprovecharas
de combustible.
La idea de la nave antorcha esta basada en los estudios del físico
estadounidense Robert Bussard.
En realidad el espacio no es tan vacío como aparenta. En el
hay varias partículas de hidrogeno, el material base para la mayoría
de las reacciones de fusión nuclear. El problema estriba en que
hay una media de entre uno y dos átomos de hidrogeno por centímetro
cubico en el espacio lo cual no es suficiente para mover nada... Si la
nave
estatorecolectora (otra forma de llamar a estas naves de propulsión
Bussard) pudiera acelerar por lo menos a un 1% de la velocidad de la luz
el problema estaría resulto puesto que a tal velocidad, el vacío
absoluto se encontraría relativamente denso por las partículas
de hidrogeno (13). Esta aceleración puede
lograrse con un motor iónico(14).
En cierta forma, la nave estatorecolectora es lo mismo que el motor
iónico, solo que aprovecha el hidrogeno que obtenga en su viaje...
con el impulso producido al principio, la nave ya no necesitara más
combustible que el que encuentre en su camino, el cual lo ira empujando
continuamente.
Por desgracia no todo es color de rosa para el motor Bussard y mas
adelante explicaremos por que.
Otra idea para el viaje espacial la da el Dr. Robert L. Forward(15). Propone utilizar la luz del láser como elemento propulsor. Un grupo de láseres dirigidos todos a la delgadisima vela de metal de una nave espacial impulsaría al aparato al espacio. La aceleración que causaría el laser llevaría a la nave hasta velocidades donde serian perceptibles los efectos relativistas.
El viaje espacial a vela también ha sido explorado
por la ciencia ficción. No es otro que el viento solar el que empujaría
las naves ( lo mismo pasa con las colas de los cometas, su cauda apunta
hacia donde “sopla” el viento solar). Aunque el viento solar es mucho más
tenue que cualquier viento de la tierra, como en el espacio no hay fricción,
las naves podrían moverse, pero necesitarían velas gigantescas
de más de 600 metros de ancho. El material de la vela puede tener
un espesor de milímetros.
En realidad, una astronave no podría utilizar este tipo de navegación
a menos que fuera dentro de un sistema estelar. El espacio profundo equivaldría
para una de estas naves a un monstruoso y negro mar de los sargazos donde
no sopla ningún viento.
Aún con esto, las astronaves de la saga El Libro del Sol
Nuevo de Gene Wolf, usan este sistema para movilizarse. En Sunjammer
(1964) de Arthur C. Clarke también se hace uso de este principio
de navegación pero dentro del sistema solar, por supuesto. También
la tripulación del Velero 25 de Jack Vance hacen uso de este
sistema de navegación por velas(16).
2. Naves más veloces que la luz
La otra solución a las distancias espaciales estriba en
los viajes con naves mas veloces que la luz. El único problema estriba
en que hasta ahora, nada puede moverse mas rápido que la luz misma.
En 1905, Einstein formula por primera vez la teoría de
la Relatividad Restringida, que toma como base que
c no cambia nunca (17).
Supongamos que vamos en una carrera de autos en la noche. Nuestro
auto va ganando con una velocidad de 230 km/h. Entonces prendemos nuestros
faros. Pues bien, a la velocidad de la luz no se le aumentaran estos 230
Km/h que lleva el auto, permanecerá a 300, 000 km/s. No aumentara
a 300,230km/s.
Es extraño, pero en base a cálculos matemáticos
se a podido deducir que un objeto acelerando hacia la velocidad de la luz
ira aumentando su masa. Mientras más se acerque a la velocidad de
la luz más aumentara su tamaño. Cuando se este acercando
al factor Tau cero la masa de la nave se hará infinita (18).
Un efecto relativista más ocurre con relación al
tiempo. Por ejemplo, dentro de una nave espacial que acelere a tan monstruosas
velocidades el tiempo correría más lentamente que, digamos,
en la Tierra. cuando la tripulación volviera de un viaje de,
digamos, 10 días, en la Tierra ya hubieran pasado 2 años.
Por estas y muchas otras razones se criticó duramente
a varios relatos y películas de ciencia ficción. Uno de los
más criticados era precisamente el rey de la Space Opera,
E.E. “Doc” Smith, cuyas nave de la serie Alondra del Espacio
(1928) puede viajar 237 años luz en 48 horas. En The Storm de
A.E. Van Vogt, se viajaba a la velocidad de un año luz por
cada minuto.
Dos novelas en especial tocan el tema de los efectos fisicos-relativistas
en una viaje espacial. Son The Singers of Time (1991) de Jack Williamson
(19)
y Tau Zero (1970) de Poul Anderson.
En Tau Zero, nos encontramos en el siglo XXIII. La Leonora
Christine, una nave interestelar, parte de la tierra con una tripulación
de hombres y mujeres hacia un planeta situado a 30 años luz de distancia,
propulsándose -al igual que las naves antorcha de Spinrad, ya antes
mencionadas- recolectando hidrógeno del espacio y quemándolo
para impulsarse a una velocidad cercana a la de la luz. A los nueve años
luz de la partida ocurre entonces un accidente y la nave choca con una
nube de polvo interestelar. Para desgracia de la tripulación, el
sistema de desaceleración de la nave se ha estropeado y la nave
sigue ganando velocidad, acercándose al factor Tau cero. Para los
tripulantes, el tiempo “interior” enlentece cada vez más, mientras
que afuera en el universo transcurren millones de años. El problema
se hace peor cuando la nave comienza a crecer devorando material interestelar
sin control. (20)
Pero...¿Que pasaría con todas aquellas naves en
una situación como esta? ¿Pasarían a otro universo
en un extraño cambio de “vuelta de calcetín”? ¿Crearían
“otro” universo con su infinita masa y energía?...
Para evitar problemas como este, los escritores de ciencia ficción comenzaron a crear nuevas formas de viajar más rápido que la luz, algunas de ellas un poco más difíciles que el mismo fenómeno. E.E. “Doc” Smith, precisamente, muestra unas imaginativas naves carentes de masa para viajar a velocidades superiores a la de la luz en su serie de novelas sobre los Hombres Lente. Sobre algunas de ellas hablaremos a continuación.
El Viaje Hiperespacial.
Han Solo,
contrabandista espacial del filme La Guerra de las Galaxias (1979)
se encuentra cercado por las naves de ataque del Imperio Galáctico.
Todo esta perdido. Pero no para su nave: El Halcón Milenario
que cuenta con la ventaja de ser la nave más rápida de toda
la galaxia. Han Solo mueve una palanca y entonces, frente a si , el universo
de estrellas se convierte en un espacio surcado por brillantes líneas
blancas que se extienden hasta el infinito. (21)
El Halcón Milenario acaba de brincar al hiperespacio,
“otra” clase de espacio fuera de los dominios del espacio común;
una especie de atajo intergalactico donde el tiempo y la distancia no existen.
Esta cualidad le permite a los viajeros hiperespaciales, acceder de nuevo
a nuestro universo en cualquier punto deseado y prácticamente al
instante.
Bueno, esto refiriéndonos a “una” clase de hiperespacio.
La palabra hiperespacio fue inventada por John W. Campbell
para su relato corto The Mightiest Machine (1934). A todos
los demás escritores les encantó la idea y la“adoptaron”
para si, conviritendola en estándar común dentro del genero.
Sin embargo el concepto cada quien lo barajaba a su gusto. Para unos,
el hiperespacio era el “otro” espacio ya descrito. Para otros es un espacio
de más dimensiones donde se haya incluido nuestro universo cuatridimensional,
y que permite al salirnos de este ultimo y entrar al primero “juntar” dos
puntos en una arruga o dobles, como ocurre en la novela Jones, El Hombre
Estelar (1953) de Robert Heinlein.
La misma idea se maneja en la película Event Horizon
(1997) de Paul Anderson, donde no queda claro si este viaje doblando el
espacio lleva a la tripulación hacia un universo “mas allá
del dobles” que es un autentico infierno; o si en el momento del traspaso
se encuentra comprimido ese otro universo infernal.
Para Frederik Pohl en su relato The Mapmakers , el hiperespacio
es una especie de universo más pequeño al nuestro con puntos
de correspondencia planimetrica entre los dos. Es como si ese otro universo
fuera una especie de mapa del nuestro, donde las distancias son muchisimo
más cortas. Entraríamos en la Tierra hacia el punto destinado
para esta en ese mapa y nos moveríamos una corta distancia hacia
el otro punto del mapa que nos arrojaría al Marte de nuestro universo.
Para George R.R. Martin en su relato Más Rápido
que la Luz resulta que incluso el hiperespacio no es ningún
atajo para ningún lado ya que resulta ser mucho más tardado
viajar por aquí que por espacio normal.
En la novela de Frank Herbert, Dunas (1963-64) una muy
interesante especie de viaje hiperespacial ocurre en el universo interior
de la conciencia pero para explicar esta fascinante idea antes tenemos
que mostrar la posición de la obra frente al problema de la conciencia.
Para Herbert, nuestros sentidos son una especie de liga entre
el exterior y nuestra conciencia interior. De hecho, los sentidos son parte
de la conciencia.
Pondré un ejemplo: Nuestros cinco sentidos nos permiten
tener “conciencia” de nuestra existencia y nuestro alrededor. Somos más
conscientes de lo que tenemos más cerca. La conciencia de la ropa
que traigo puesta es más fuerte que mi conciencia de un lugar tan
alejado como China, que se que existe, pero que no esta dentro de mis rangos
de sentido.
El mundo exterior que esta dentro de mi rango de conciencia, puede
ser manipulado por mi. El estar sentados frente a una mesa,- un objeto
que esta dentro de nuestro natural rango de consciencia y pasar un salero
de un lado al otro de esta no me daría ninguna dificultad.
Pero pasar algo de mi mesa a China no seria tan fácil.
Esta país no esta dentro de mi rango de conciencia. No puedo ver
China, ni tocarlo, ni olerlo.
¿Pero que pasaría si mi conciencia se expandiera
de modo que sobrepasara mis cinco sentidos y llegara a China? China estaría
ahí, a mi lado prácticamente...al igual que el salero.
Pasaría el salero a China con una facilidad envidiable.
Esto es lo que hacen los navegantes de la cofradía en
la novela mencionada y en las demás novelas de la serie, tomando
para ello la sustancia llamada Melange, una especia capaz de expandir la
conciencia por el espacio y el tiempo.
Campbell no solo invento el concepto de viaje hiperespacial. También
el Salto Warp - muy usado en la serie televisiva de ciencia ficción
de Viaje a las Estrellas y en la serie Fundación de
Isaac Asimov, - en su relato Islands in Space(1931)
El salto Warp es similar en idea al hiperespacio
unido por un dobles pero tiene que ver con la curvatura que ejercen las
masas sobre el espacio de su alrededor, la cual da el impulso a la nave.
Al igual que el hiperespacio tiene muchas variantes.
En Fundación, por ejemplo, las naves se limitan
a dar el salto Warp para llegar a un punto determinado del espacio conocido.
De ahí, haciendo uso de mapas astronómicos, calculan el siguiente
salto.
Pero, ¿como sabríamos en que parte del espacio
estamos?
Algunos científicos y escritores han tomado en cuenta
a los faros naturales del espacio: las estrellas de neutrones,
o pulsares, los cuales son estrellas ultramasivas, resultantes de una reacción
de supernova. Emiten una señal de rayos x y giran a velocidades
elevadisimas, emitiendo como su nombre lo indica, una señal de pulsar.
Tip-tip-tip.
Estas estrellas emiten la señal siempre con la misma frecuencia
de tiempo, lo que las hace identificables y clasificables. Hasta ahora
no se han encontrado dos iguales.
Como ultimo, se ha sugerido en algunas ocaciones que los mismísimos
agujeros negros podrían ser una especie de conexión a otros
universos, o estos atajos tan buscados hacia otra partes de la galaxia
o galaxias. En el filme de la productora Disney, El Abismo Negro
(1979) dirigida por Gary Nelson se sugiere esto pero no se sabe si la tripulación
del Cygnus aparece en otro punto de nuestro espacio o en otro universo
totalmente diferente.
Incluso, en el viaje a través del agujero se sugiere que
estos pueden ser una especie de puerta para las almas al “más allá”
pues mientras la nave espacial colpasada se sumerge en el agujero negro
pasamos a través de visiones dantescas del cielo y del infierno.
¿Se podrá lograr alguna vez este tan acariciado sueño del viaje hiperespacial? Solo el tiempo podrá decirlo.
Otras historias sobre viajes hiperluminicos:
Strange Highway (1960) Kenneth Bulmer
The Other Side of Nowhere (1964) Murray Leinster
Catch the Star Winds (1969) A. Bertranm Chandler
The Palace of the Eternity (1969) Bob Shaw
Cities in Flight (1970) James Blish
Neverness (1988) David Zindell
Las otra naves espaciales.
El viaje
espacial no es solo dominio del ser humano. De hecho es frecuente en la
ciencia ficción encontrarse con naves de origen alienigena,
muchas de ellas bastantes sorprendentes por su conformación o naturaleza.
Sin embargo tampoco todas las naves humanas son lo que
podemos llamar “normales”.
En la serie de novelas de Dan Simmons sobre el planeta Hyperion,
Hyperion
(1989) y La Caída de Hyperion (1990) , las naves de una orden
de caballeros Templarios están formadas con arboles:
...“Recordó el aspecto
de esa nave de un kilómetro de largo. El motor redundante y los
campos de contención erg que rodeaban la nave arbórea como
una bruma esférica difuminaban los detalles, pero miles de luces
brillaban entre las hojas y las cápsulas ambientales, o a lo largo
de un sinfín de plataformas, puentes, cubiertas, escaleras y glorietas.
Racimos con motores y cargamento se apiñaban como enormes frutos
alrededor de la base, estelas azules y violáceas se arrastraban
detrás como raíces de diez kilómetros de longitud”(22).
Del mismo material serán las naves - o mejor dicho, globos
- para pasar del planeta Land al planeta Overland en la serie de
novelas de Bob Shaw, Los Astronautas Harapientos (1986), Las
Astronaves de Madera (1988) y Los Mundos Fugitivos (1989) en
un extraño émulo- híbrido de la novela Hector Servadac
(1877) de Julio Verne y Los Dragones de Pern (1968) de Ann McAffrey.
Pero dejemos por un momento de lado las naves de los humanos
y vayamos a conocer a las extraterrestres. Tal vez la más famosa
de todas ellas sea la aparecida en la novela Cita con Rama (1973)
de Arthur C. Clarke. Las naves de vigilancia terrestre localizan un extraño
cuerpo sideral que se acerca a gran velocidad a una orbita cercana a la
Tierra.
Descubren que se trata de un gigantesco cilindro espacial, a
todas luces un vehículo creado por una inteligencia no terrestre,
al cual se envía una expedición rápida. Se trata de
una inmensa nave- laboratorio con un ecosistema interior sorprendente.
El mayor mérito de esta novela, ganadora de casi todos
los premios en la ciencia ficción se basa en el sentido de la maravilla
y en viaje al interior del cilindro, plagado de misterios y efectos físicos
sorprendentes, debido al tamaño y forma de la nave. Como ejemplo
podemos mencionar a todo un océano con forma de anillo, ya que el
cilindro va rotando para formar un simulacro de gravedad en las paredes.
Conforme la nave se acerca al sol, parece ir despertando y creando un ecosistema
propio. Por desgracia el cilindro seguirá su camino y el misterio
de Rama no quedara revelado. Sin embargo, hay una esperanza:
Los Ramanes -así llamados los hipotéticos extraterrestres
creadores de la nave- hacen todo por triplicado...
Cita con Rama es una novela tan fascinante que le ha ganado
la creación de un video-juego calificado por la critica como mediocre
y unas secuelas con la misma calificación , escritas “en conjunto”
con Gentry Lee, científico y guionista de Hollywood: Rama II
(1989) , El Jardín de Rama (1991) y Rama Develado
(1992).
Otra de estas naves con ecosistema interior propio es de creación
humana y aparece en el film de 1971 Silent Running de Douglas Trumbull
(23).
En el planeta Tierra, la vida de las plantas ha sido destruida por un holocausto
nuclear y los pocos bosques que se conservan lo hacen en astronaves que
orbitan por el espacio de la Tierra, dentro de domos hidroponicos cuidados
por la tripulación de estas y pequeños grupos de robots jardineros.
Cuando una orden llegada de la Tierra indica que los bosques
deben ser destruidos para que las naves sean usadas con fines comerciales,
uno de los conservacionistas de la astronave Valley Forge, desobedece el
mandato y extermina a sus compañeros para escapar en la nave. Esta
es sin duda una de las mejores películas de ciencia ficción
de todos los tiempos.
La ciencia ficción española también da una buena muestra de naves espaciales alienigenas en la novela Mundos en el Abismo (1988) de Juan Miguel Aguilera y Javier Redal. Los Juggernaut, formas de vida adaptadas al hostil clima del espacio parecen una especie de torpedos . En su interior es posible acomodar bases humanas o extraterrestres lo que las convierte en unas buenas naves espaciales. Otra escritora, esta norteamericana, Octavia Butler, muestra astronaves de base biológica en su serie de novelas Xenogénesis: Atardecer (1987), Ritos de Madurez (1987) e Imago (1989). Otra nave interestelar con características supuestamente basadas en la Biología hace su aparición en el film de 1989, El Secreto del Abismo de James Cameron.
Palabras Finales
Dicen que la Tierra es la cuna del hombre, pero es bien sabido
que el hombre no puede permanecer para siempre en la cuna. Allá
afuera se extiende ante nosotros el gran mar de las estrellas y el hombre
anhela surcar nuevos mares y develar sus maravillas. Hoy por hoy estamos
aun varados en las playas del cosmos, pero el avance de la tecnología
tal vez nos permita cumplir alguna vez el viejo sueño de la humanidad
parafraseado en la frace de Star Trek: Surcar el gran océano del
espacio, hacia el infinito y más allá.
Y cuando lo hagamos y nuestra nave generacional o hiperluminica
hagan su arribo en algún mundo lejano recordaremos que alguien más
llegó antes que nosotros: La imaginación de la ciencia ficción.
Nota:
Los nombres de las obras aparecen en español
cuando hay una traducción al castellano de la obra. Sobre las que
permanecen en ingles es porque no tengo referencia de ellas en español.
Bibliografia
The Encyclopedia of Cience Fiction / John Clute y Peater Nicholls
/ Ed. St. Martin’s Griffin / 1995
La Ciencia en la Cienca Ficción / Peter Nicholls /Bibiloteca
de Divulgación Científica Muy Interesante.
Ed. Orbis / 1987
The Visual Encyclopedia of Science Fiction / Brian Ash / Harmony
Books
Yo, Julio Verne / J.J. Benítez / Ed. Planeta /1988
1.
Es frecuente el supuesto que Verne imaginó con anterioridad
los conceptos maravillosos de ciertos inventos futuros como el cohete espacial
o el submarino. En realidad, todo aquello podía encontrarse en revistas
científicas de su época. De hecho, muchos de aquellos datos
Verne los obtenía no por si mismo sino por un grupo de colaboradores
allegados a él. Para no ir mas lejos, los cálculos matemáticos
del lanzamiento del obús en De la Tierra a la Luna fueron
desarrollados por su primo Henry Garcet, su hermano Paul Verne y sus amigos
Bertrand y Nadar. La idea del submarino ya había sido llevada a
la practica en la guerra de Civil de los Estados Unidos, donde pretendía
ser usada como arma.
2.
Julio Verne también escribió relatos más
cercanos a nuestra moderna concepción de la ciencia ficción.
Entre ellos están El Eterno Adan, una historia de holocausto
y desastre, El Castillo de los Cárpatos donde trata el tema
de la invisibilidad; La Jornada de un Periodista Americano en el 2889
donde describe un mundo del futuro totalmente tecnologizado; y la recientemente
descubierta (y de la que tengo ciertas reservas) París en el
Siglo XX, sobre un poeta afincado en un París del futuro.
3.
Ciencia Imaginaria se le denomina a aquellos convencionalismos
literarios en ciencia ficción que bordean con la ciencia o con la
pseudotecnologia, que científicamente son imposibles ahora pero
un día podrían ser posibles y que son importantes para el
desarrollo de las historias, . La teletransportación de la
materia es un ejemplo de esto. En la serie televisiva Viaje a las Estrellas,
la tripulación del Enterprise baja a los planetas por medio
de un rayo que desconstruye sus moléculas y las reconstruye en su
destino. La tecnología actual aún ignora en realidad si esto
pueda ser completamente posible, pero queda el beneficio de la duda.
El juego del escritor de la ciencia ficción con la ciencia imaginaria
se basa en que puede perfectamente inventarse una “nueva” física,
pero no puede desechar la “vieja” física. Hace pues un trabajo imaginario
de “modificación”.
4.
La seudociencia esta definida como un sistema de creencias
que adoptan una terminología científica o cuasicientifica
generalmente errónea o desaprobada por la comunidad científica
ortodoxa, pues viola los principios fundamentales de la ciencia misma.
Se diferencia de la ciencia imaginaria en que esta acepta y sabe que sus
conceptos pueden ser o son erróneos pero importantes para el desarrollo
de una historia. Por su parte, la seudociencia cree en la realidad
y efectividad de si misma.
5.
Es interesante indicar que Somnium, esta novela precursora de
la ciencia ficción, casi le costo la vida a la madre de Kepler.
Hay fragmentos en esta historia que son a todas luces autobiográficos
y en uno de ellos su madre logra comunicarse con espíritus y demonios,
uno de los cuales le consigue los medios para realizar el viaje a la Luna.
¿Que mejor prueba para acusar a su madre de bruja? No fue extraño
que Kepler encontrara a la pobre mujer de 74 años encerrada
en un calabozo secular protestante en Württenberg. Kepler alegó
con demostraciones científicas la inocencia de su madre y aunque
logró liberarla, fue exiliada de la ciudad con una sentencia de
muerte si se atrevía a volver. Linda sorpresa le ofreció
su Best-Seller...
6.
En Una Princesa de Marte, el capitán Jhon Carter se ve
acosado por un grupo de indios que lo persiguen para matarlo. En su huida
por el gran desierto de Arizona encuentra refugio en una extraña
cueva, a todas luces construida por una inteligencia, y en donde los indios
temen entrar. Jhon Carter averiguara pronto el motivo. Invadido por un
extraño sopor, cae al suelo del lugar y sufre una especie de aterrorizante
“desprendimiento astral” - por llamarlo de alguna forma - su cuerpo cuerpo
“espiritual” se desprende de su envoltura carnal para volar a el planeta
Marte (Barsom para los marcianos), donde volverá a tener sustancia
otra vez.
7.
En realidad, en la ciencia ficción muchos héroes aventureros
se han salvado de su segura muerte en el helado cosmos. Un ejemplo de eso
es Guy Foyle, el mediocre personaje de la novela Tigre, Tigre de
Alfred Bester (llamada también Las Estrellas, Mi destino)que
resulta ser único sobreviviente de un aparatoso naufragio estelar.
Logra sobrevivir encerrado en un pequeño cubiculo de donde tiene
que salir cada día para jugar una extraña ruleta rusa con
los frascos de oxigeno que le quedan...si un día le toca escoger
uno vacío ya no podrá volver por otro y de seguro morirá
asfixiado. Es entonces cuando detecta a una nave espacial, el Vorga,
que flota cerca de él. En el Vorga esta , pues, su
boleto de salvación. El único problema es que el Vorga no
esta interesado en ayudarlo y lo abandona a su suerte en la gran tumba
negra del espacio. Guy Foyle jura vengarse del Vorga por su abandono y
logra hacer que la chatarra espacial que tiene por nave vuelva a funcionar...
En verdad dudo que en el vasto espacio exista la oportunidad de que
dos pequeñas naves se encuentren. Seria mas probable si existieran
rutas comerciales o de navegación interestelar, pero si estas son
abandonadas por la nave naufragada, en verdad poco hay que hacer...
8.
Una leyenda china menciona que en el siglo 15 un tal Wan Hu
tuvo la brillante idea de atar a una de sus sillas un manojo de cohetes
con el afán de ser elevado hasta el cielo. No era una mala idea
en realidad pero los resultados no fueron precisamente los esperados...
9.
De hecho fue inspirado por la obra de H. G. Wells La Guerra de los
Mundos.
10.
Bajo esta metáfora de la nave espacial como inseminadora de
nueva vida se encuentran también otras obras literarias de ciencia
ficción. Una de ellas es The Big Pace Fuck (1972) de Kurt
Vonnegut Jr., The Void Captain’s Tale (1983) de Normand Spinrad
y Manseed (1982) de Jack Williamson.
11.
En realidad, La Balada de Beta 2 esta mucho mas enfocada a tratar
el tema del mito y su impacto en la cultura de las sociedades.
12.
Por cierto, la serie de Espacio 1999 contaba con algunos errores
científicos tales como confundir el Parsec, la unidad
astronómica de distancia equivalente aproximadamente a 3.258 años
luz, con la unidad de velocidad. Además, los tripulantes humanos
de la luna caminaban por el interior de sus habitáculos con la naturalidad
de quien camina en el planeta Tierra.
13.
Como referencia para entender esto tenemos como ejemplo la resistencia
que el aire ejerce sobre uno cuando va a altas velocidades.
14.
El motor iónico hace lo siguiente: un ión
es una partícula cargada eléctricamente . Un campo magnético
puede cambiar la trayectoria de estas partículas o acelerarlas.
Primero a la partícula se le despoja de sus electrones (que
llevan la carga negativa) y le dejan solo los protones (la carga positiva)
los cuales son acelerados por el campo magnético a gran velocidad
para obtener impulso. Mientras más pesada sea el átomo usado
en estos motores será más grande el impulso gracias a la
cantidad de protones en su núcleo que se aprovecharan para ello.
Estos motores ionicos ya han sido usados a pequeña escala en el
espacio, para ajustes orbitales en satélites.
A escala pequeña es posible utilizar la luz del sol para hacer
funcionar estos motores, pero a gran escala se necesitaría una central
nuclear.
15.
El Dr. Robert Lull Forward es Físico y trabaja
en los Laboratorios de Investigación Huges, en California.
Es además escritor de dos excelentes novelas de ciencia ficción
dura: Huevo de Dragón (1980) y Estrellamoto
(1985) secuela de la primera. Sin embargo el tema de estas historias no
es el viaje espacial en si, sino la especulación científica
en torno a unos simpáticos y microscópicos seres extraterrestres
que viven en la superficie de una estrella de neutrones. Estas dos novelas
están en la línea de Misión de Gravedad (1954)de
Hal Clement con un tema semejante.
16.
Hago este paréntesis pues Velero 25 de Jack Vance es
uno de mis relatos favoritos. El cuento es una verdadera historia de suspense.
Un grupo de jóvenes cadetes hacen su examen final en el Velero
25. En el viaje serán acompañados por un instructor que
tiene fama de duro. La fama le queda corta. Los muchachos se verán
atrapados en una desesperante odisea para sobrevivir cuando se enteren
que su nave ha sido saboteada y que el instructor no hará nada para
ayudarlos. En las decisiones de los jóvenes tripulantes esta
ahora su boleto para vivir o morir.
17.
c es la famosa letra de la ecuación
E=mc2 donde E es igual a energía, m es igual a masa y c, la velocidad
de la luz, elevada al cuadrado. Tomando en cuenta esta ecuación
1kg de masa acelerado a la velocidad de la luz nos mostraría
sus 90.000 millones de julios de energía.
18.
Se denomina Tau a un factor de la ecuación por el que
la masa, la longitud y el tiempo de un objeto que se acelera a la velocidad
de la luz se ve alterado. Mientras el factor Tau se acerca más a
cero, más acentuados se hacen los fenómenos relativistas.
19.
Jack Williamson merece un pequeño paréntesis
para un muy interesante dato. De todos los escritores deciencia ficción,
el es el más viejo. Nació en 1908 y su primer relato de ciencia
ficción publicado - El Hombre de Metal - apareció
en 1928. Sus relatos eran de los preferidos por todos los jóvenes
fans, entre los que se contaban un tal Issac Asimov y un tal Robert
A. Heinlein.
Hasta el momento Williamson no a dejado de publicar y su obras tienen
la sorprendente cualidad de adaptarse a la ciencia ficción del momento.
No en vano se dice que él ES la ciencia ficción.
Recomendamos ampliamente BEACH//HEAD una de sus ultimas novelas
cuya trama transcurre en una mision suicida al planeta Marte. Ciencia ficción
dura de lo mejor.
20.
Tau Zero fue editada recientemente por Ed.B de España.
21.
Es importante hacer notar que La Guerra de las Galaxias fue
el primer filme donde se puede “ver” la entrada al hiperespacio de una
astronave. Los efectos del salto hiperespacial creados por esta película
fueron despues adoptados por todos las demás.
22.
Hyperion (1989) de Dan Simmons. Ediciones B, 1993.
23.
Duglas Trumbull es más conocido como el creador de los efectos
especiales de 2001, Una Odisea del Espacio. Esta fue su primera
película como director, por desgracia no tuvo un buen éxito
comercial y es prácticamente inencontrable en vídeo.